Trastorno Esquizotipico, que es?

Trastorno esquizotípico

Indice
1. Generalidades sobre el trastorno esquizotipico
2. Etiologia
3. Patogenesis
4. Evaluacion
5. Tratamiento
6. Retos
7. Bibliografia

1. Generalidades sobre el trastorno esquizotípico

Existen dificultades a la hora de querer hacer un análisis acerca del trastorno esquizotípico. En primer lugar no existe mucha información disponible que pueda dar una explicación amplia para poder entenderlo. Esto en parte se debe a que hasta hace poco se le ha clasificado como trastorno. Por ejemplo, el CIE-9 no hacía mención alguna sobre la palabra esquizotípico. Ahora, a pesar que se le reconoce como trastorno, existe mucha dificultad y falta de consenso para clasificarlo. Algunos lo consideran como un trastorno de la personalidad, otros lo clasifican dentro de la categoría en la que se encuentra la esquizofrenia –por la similitud de síntomas-. El punto es que no ha sido lo suficientemente investigado, por lo que se desconoce hasta ahora su etiología, repercutiendo de esta forma en su diagnóstico y tratamiento.

Antes de revisar cuales son las características generales de una persona con trastorno esquizotípico, la etiología de la enfermedad, su diagnóstico y tratamiento, veamos primero cuál es la definición de este.

Según el CIE-10, el trastorno Esquizotípico, o personalidad esquizotípica, «es un trastorno caracterizado por una conducta excéntrica y anomalías en el pensamiento y del afecto, que se parecen a los que se ven en la esquizofrenia, aunque en ningún momento han ocurrido anomalías esquizofrénicas definidas y características» (CIE-10, 1992). Sin embargo, a pesar de la similitud que tiene con la esquizofrenia, su evolución y curso son usualmente los de un trastorno de la personalidad.

Este trastorno se encuentra situado entre la personalidad esquizoide y la esquizofrenia. Consiste en una conducta, un habla, un pensamiento y una percepción peculiar y extraña. La persona tiende a aislarse, posee un afecto inapropiado y ansiedad social (Diaz-Marsá y otros, 1996). Además de esto, los individuos afectados tienen un pensamiento mágico, suelen ser supersticiosos o telepáticos, con ilusiones recurrentes. Su mundo interno puede estar lleno de amigos y miedos infantiles. A veces se creen que tienen poderes especiales o que han sufrido experiencias paranormales. Su conducta es rara o excéntrica. Utilizan un lenguaje extraño, circunstancial y metafórico en el que no suele haber disgregación del pensamiento, ni incoherencia (Díaz-Marsá y otros, 1996). Tienen disminuida su capacidad de relacionase por su afecto frío y distante, no tienen amigos fuera de la familia, llegando a aislarse socialmente (Fuentes, S. y otros, 1999). Además de esto, los esquizotípicos pueden ser sensibles para detectar afectos negativos en los demás, son muy suspicaces, siendo hipersensibles a las críticas. Pueden llegar a tener síntomas psicóticos transitorios, producto del estrés, pero esto no es la regla (Díaz-Marsá y otros, 1996).

Hay que señalar que todas las personas probablemente exhibimos algunos de estos rasgos, en diversos grados y momentos diferentes. Sin embargo, en la persona esquizotípica, esos rasgos conductuales son inflexibles, persistentes y desadaptativos. Sus características son los extremos de los rasgos de personalidad normales (Winggins y Pincus, 1989, citado en Sue y otros, 1994). Los rasgos del esquizotípico son consistentes y causan dificultades personales y sociales, angustia y otros problemas de funcionamiento.

Como se explicó anteriormente, este trastorno no ha sido unánimemente aceptado en las clasificaciones actuales. El DSM-IV lo clasifica como trastorno de la personalidad, mientras que el CIE-10 lo incluye en el apartado de la esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastornos de ideas delirantes. Veamos a continuación cuáles son los síntomas que cada clasificación atribuye al trastorno.

Clasificación del trastorno esquizotípico según el cie-10

Según la clasificación CIE-10 de desórdenes mentales y del comportamiento (1992), el trastorno esquizotípico se caracteriza por poseer algunos de los siguientes rasgos:

  • Afectividad fría y vacía de contenido, y a menudo se acompaña de anhedonia.
  • El comportamiento o la apariencia son extraños, excéntricos o peculiares.
  • Empobrecimiento de las relaciones personales y una tendencia al retraimiento social.
  • Ideas de referencia, ideas paranoides o extravagantes, creencias fantásticas y preocupaciones autísticas que no conforman ideas delirantes.
  • Ideas paranoides o suspicacia.
  • Rumiaciones obsesivas sin resistencia interna, a menudo sobre contenidos dismórficos, sexuales o agresivos.
  • Experiencias perceptivas extraordinarias como ilusiones corporales somato-sensoriales u otras ilusiones o manifestaciones de despersonalización o desrealización ocasionales.
  • Pensamiento y lenguaje vagos, circunstanciales, metafóricos, extraordinariamente elaborados y a menudo estereotipados, sin llegar a una clara incoherencia o divagación del pensamiento.
  • Episodios casi psicóticos, ocasionales y transitorios, con alucinaciones visuales y auditivas intensas e idas pseudodelirantes que normalmente se desencadenan sin provocación externa.

Según el CIE-10, para utilizar esta categoría, tres o cuatro síntomas típicos enumerados arriba deben haber estado presentes, continua o episódicamente, por lo menos durante dos años. Además el individuo no debe de cumplir con las pautas de la esquizofrenia.

Incluye: Esquizofrenia borderline, Esquizofrenia latente, reacción esquizofrénica latente, esquizofrenia pre psicótica, Esquizofrenia prodrómica, Esquizofrenia pseudoneurótica, Esquizofrenia pseudopsicopática y trastorno esquizotípico de la personalidad.

Excluye: Síndrome de Asperger y Trastorno esquizoide de la personalidad.

Clasificación del trastorno esquizotípico de personalidad según el dsm-iv

Según Antonio Pérez y Vicente Rubio (1999), el DSM-IV utiliza los siguientes criterios diagnósticos para clasificar el trastorno esquizotípico de personalidad:

A. Un patrón general de déficit sociales e interpersonales asociados a malestar agudo y una capacidad reducida para las relaciones personales, así como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes puntos:

1. Ideas de referencia excluidas las ideas delirantes de referencia 2. Creencias raras o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y no es consistente con las normas subculturales (p. ej., superstición, creer en la clarividencia, telepatía o «sexto sentido»; en niños y adolescentes, fantasías o preocupaciones extrañas). 3. Experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las ilusiones corporales. 4. Pensamiento y lenguajes raros (p. Ej., vago, circunstancial, metafórico, sobre elaborado o estereotipado. 5. Suspicacia o ideación paranoide. 6. Efectividad inapropiada o restringida. 7. Comportamiento o apariencia rara, excéntrica o peculiar. 8. Falta de amigos íntimos o desconfianza aparte de los familiares de primer grado. 9. Ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiarización y que tiende a asociarse con los temores paranoides más que con juicios negativos sobre uno mismo.

B. No debe ocurrir durante el curso de la esquizofrenia, de un desorden del humor con características psicopáticas, de otro desorden psicopático, o de un desorden del desarrollo penetrante.

Según el DSM-IV, el trastorno esquizotípico debe diferenciarse de: La esquizofrenia; desorden del humor con las características psicopáticas; desorden de Asperger; desórdenes expresivos y mezclados del lenguaje de receptivo-expresivo; desórdenes de la comunicación; cambio de la personalidad debido a una condición médica general; síntomas que pueden convertirse en la asociación con uso crónico de la sustancia; desorden paranoico de la personalidad; desorden de la personalidad esquizoide; desorden de la personalidad narcisista; desorden de la personalidad borderline; características esquizotípicas durante adolescencia.

Inicio, prevalencia y curso del trastorno esquizotípico

Según Fuentes, S. y otros (1999), el Trastorno esquizotípico se inicia al principio de la edad adulta, aunque en la infancia ya suele presentarse hipersensibilidad y ansiedad en el contexto social. Los autores agregan además que estos niños se muestran solitarios y acostumbran tener un bajo rendimiento escolar. También llaman la atención en su forma de expresarse y por la rareza de sus pensamientos y fantasías.

Estos mismos autores, apoyados por Díaz-Marsá y otros (1996), la prevalencia de este trastorno es del 3% de la población general y puede ser ligeramente más común en varones. Es más alta la incidencia en gemelos monocigóticos y entre familiares de primer grado de enfermos de esquizofrenia

El curso de esta enfermedad es crónico, suele ser estable, aunque algunos llegan a desarrollar esquizofrenia u otro trastorno psicótico (Díaz-Marsá y otros, 1996).

2. Etiologia

Al igual que ocurre con el resto de trastornos de la personalidad, el origen causal del trastorno esquizotípico permanece aun ampliamente desconocido. Esto se debe a varias razones:

  • En parte se debe a que a este trastorno –como muchos otros de personalidad- se le ha atribuido una naturaleza de desviación moral, privándosele del carácter de enfermedad real que tiene (Díaz-Marsá y otros, 1996). Es decir, se ha creído que los esquizotípicos son anómalos, disfuncionales, personas con conductas problemáticas, malévolas, y no enfermos.
  • Por otro lado, este tipo de personas no buscan ayuda psiquiátrica. Fuentes, S. (1999) manifiesta que los esquizotípicos son personas ego-sintónicas, es decir, que no consideran que sus características son anormales, sino que las experimentan como aceptables y su presencia no les causa angustia. Como consecuencia, estos pacientes se han escapado de la investigación clínica.
  • Otra de las razones es la que ya mencionaba más arriba: Hasta hace poco se ha clasificado –y con dificultad y sin acuerdo- al trastorno esquizotípico como una entidad nosológica independiente.

Sin embargo, los pocos estudios que se han realizado, tienden a concordar en que factores biológicos y ambientales son decisivos para el aparecimiento del trastorno. Veamos a continuación lo que se ha encontrado.

Componente Biológico De La Causa

Diversos estudios han demostrado que algunas dimensiones de la personalidad tienen un marcado componente hereditario. Así pues, los gemelos monocigóticos tienen correlaciones más altas en escalas del MMPI que los dicigóticos. Siendo el trastorno esquizotípico un trastorno de personalidad, este no excluye esos componentes genéticos en su etiología. Por ejemplo, en un estudio Danés sobre niños adoptados, encontró que la prevalencia de los trastornos esquizotípicos y paranoides eran mayores en niños con familiares biológicos esquizofrénicos pero no en adoptados por esquizofrénicos (Kendler y otros, 1981, citado en Díaz-Marsá, 1981). Esto sugiere el papel dominante de la transmisión genética.

Otros autores aseguran que existe un defecto neural genético en los esquizotípicos. A este defecto le han llamado Esquizotaxia (Bruce Carpenter, 1997). Esta anormalidad es muy similar a la de los pacientes esquizofrénicos en su etapa negativa (Donnoli y otros, 1998), en los que existe déficits cognoscitivos y neuropsicológicos. Donnoli cree la constitución de una personalidad esquizotípica y la vulnerabilidad para la exacerbación patológica de sus rasgos, podría resultar como producto de un defecto original en el desarrollo individual, pre y/o postnatal. Los mecanismos propuestos son variados: vulnerabilidad genética, infecciones virales en el útero, etc. Cree que estos problemas podrían llevar a que se desarrollaran anormalidades en los circuitos neurales córtico-subcorticales. Sostienen la hipótesis que «existe un defecto en la neurotransmisión glutamatérgica, o un descenso del tono inhibitorio gabaérgico (fundamental en la selección y filtrado de la información) en determinadas áreas corticales» (Donnoli y otros, 1998). Hay que señalar que la hipótesis principal de Donnoli es que estas anomalías constituyen la base para el funcionamiento cognitivo-perceptual defectuoso, muy típico en los esquizotípicos.

Se ha señalado anteriormente que los esquizotípicos son muy similares en algunos problemas biológicos a los esquizofrénicos. ¿En qué se distinguen? Es una cuestión que aun no ha sido resulta. Sin embargo hay estudios pioneros, como por ejemplo el de Hazlett y Cols (1998, citados en THMNews, 1999), quienes encontraron que los pacientes esquizofrénicos «presentan modificaciones en la forma y metabolismo de los núcleos medio dorsal y anterior al tálamo, que están conectados con el sistema límbico [mientras que] los pacientes con trastorno esquizotípico presentan alteraciones en el contorno pero no en su metabolismo»

De esta forma podemos ver que, aunque no existe certeza de cuáles genes están implicados en el aparecimiento del trastorno esquizotípico, ni qué mecanismos biológicos están a la base, existen algunas hipótesis que estiman que los factores biológicos sí están implicados, y apuntan a estos son similares a los de la esquizofrenia, especialmente en su etapa residual.

Componente psicologico de la causa.

Anteriormente mencioné que la hipótesis principal de Donnoli y otros (1998) es que a la base del trastorno esquizotípico se encuentra un defecto cognitivo básico. Para ellos las personas con trastorno esquizotípico:

  1. Presentan desórdenes en el ingreso y elaboración de la información: Tienen tendencia a experiencias perceptuales inusuales, ilusiones corporales, etc.
  2. Tienen un proceso latente de desorganización conceptual y de conducta: Inclinación hacia los pensamientos vagos, circunstanciales, metafóricos y estereotipados; tendencia a la conducta extraña, excéntrica o peculiar.

Esta hipótesis está respaldada por Siever (1981, citado en Sue, 1994) quien dice que «las peculiaridades vistas en el trastorno esquizotípico de la personalidad se derivan de distorsiones o dificultades de cognición». Según Sue (1994), estas personas parecen tener problemas para pensar y percibir».

Además de esto, Donnoli y otros (1998) agregan que los pacientes con trastorno esquizotípico también presentan alteraciones en los procesos auditivo atencional y atencional visomotor. Por otro lado, afirman que poseen una escasa capacidad de reacción ante el estrés (hipótesis respaldada por Díaz-Marsá y otros, 1996).

Es importante señalar que estos autores expresan que el funcionamiento cognitivo-perceptual es un soporte fundamental para el desarrollo de la personalidad particularmente. Un desorden en ello tendría consecuencias en la constitución de la personalidad (Donnoli y otros, 1998).

Antes de continuar con la etiología del trastorno esquizotípico, me gustaría hacer mención sobre las experiencias inusuales en personas con desórdenes psicológicos.

Experiencias Inusuales en personas con psicopatologías:

Entenderemos por experiencias inusuales todo lo que es sinónimo a ocurrencias trascendentales, supernaturales, mágicas, telepatía, precogniciones, los fenómenos que emergen en el contexto del ocultismo, etc. Según Belz-Merk (1999), las experiencias inusuales se pueden clasificar en tres categorías generales, dependiendo de la forma en que fueron experimentadas:

  1. Espontáneas: Son aquellas experiencias que no fueron planeadas ni pensadas. Aparecen precipitadamente y sin la comunicación previa. Como ejemplo se señalan las precogniciones, los sueños que anticipan sucesos reales, etc.
  2. Autoinducidas: Son aquellas experiencias resultantes de las prácticas ocultas y espirituales en las que la persona participa porque ella las ha buscado. Por ejemplo jugar ouija, tabular la inclinación, etc.
  3. Inducidas externamente: Son aquellas experiencias inusuales que han sido inducidas participando en talleres, terapia, clases de bioenergética, hipnosis, etc.

Según Belz-Merk (1999), las experiencias inusuales no tienen necesariamente que estar ligadas a un desorden de la persona. Depende de cómo reaccione la persona a tales experiencias. Hay algunos que hacen frente a sus experiencias de una forma positiva y las ven como aceptables, «integran estas experiencias a sus conceptos del mundo y de si mismo» (Belz-Merk, 1999). Sin embargo, hay otras personas que ante estas experiencias reaccionan de forma insegura. Algunos incluso desarrollan ansiedades profundas o la sensación que no tienen control sobre sí mismos. El que unas personas reacciones de una forma u otra dependen de su historia personal, de la duración y frecuencia de las experiencias inusuales, de su situación actual de vida, etc. Sin embargo hay que señalar que un estudio que hizo Mischo (1996, citado en Belz-Merk, 1999) demostró que muchas de las personas que creían en estas experiencias, que estaban convencidas del mundo paranormal, y que tendían a disociar los resultados, tenían un nivel significativamente alto de puntaje en la escala esquizotípica.

De esta forma se puede ver que el componente psicológico de la causa del trastorno esquizotípico, está ligado a distorsiones cognoscitivas, desórdenes en la interpretación y elaboración de información, desorganización conceptual y poca tolerancia al estrés. Además de esto, un estudio hipotetiza que las personas con tendencias esquizotípicas tienden a creer en experiencias paranormales y a disociar resultados.

Componente Social De La Causa

El hecho de que este trastorno tenga que ver con la personalidad, significa que los determinantes de las características de ésta, están relacionados (Sue y otros, 1994). Siguiendo nuestro sentido común, podríamos decir que la socialización y educación familiar, el aprendizaje y modelado, el desarrollo de las cogniciones y la cultura contribuyen todos a la personalidad, por lo que unas anomalías en ellos podría estar asociado con trastornos en aquella.

Sin embargo, los estudios prospectivos no han podido demostrar que las experiencias infantiles sean determinantes, en particular aquellas que se consideran cruciales, como la falta de lactancia, el control de esfínteres, etc. Pero sí parece existir una relación, de tipo inespecífico, entre la presencia de los trastornos esquizotípicos –y de la personalidad en general- y la calidad de las relaciones padres-hijos en la infancia (Díaz-Marsá y otros, 1996). Incluso, hay autores que hablan de problemas familiares importantes, tales como el incesto y el maltrato (Fuentes, S. y otros, 1999)

Además de esto, los individuos con trastorno esquizotípico tienen relaciones inestables con las demás personas, y con frecuencia alteran las percepciones que tienen de ellas.

Para los autores conductistas, este trastorno es causado por alteraciones en el aprendizaje y la respuesta a los refuerzos sociales (Díaz-Marsá y otros, 1996)

A excepción de este planteamiento conductista y el de Fuentes, las teorías que explican el componente ambiental o social de la causa, hablan de anormalidades en las relaciones familiares y sociales, pero no explican si la responsabilidad cae en el medio ambiente (padres y sociedad en contra del individuo), si es la persona con trastorno esquizotípico la que afecta esas relaciones o ambas cosas. Algunas teorías atribuyen las problemáticas a la distorsión de la información del esquizotípico y a su suspicacia (Díaz-Marsá y otros, 1996).

Como se puede observar, no hay unanimidad en las teorías. Todas estas son hipótesis que aún faltan por ser confirmadas. Si se observa, la mayoría de estudios son muy recientes (década de los noventas), por lo que la llegada de consenso en la etiología del trastorno esquizotípico tendrá que esperar algún tiempo.

3. Patogénesis

He hablado sobre la etiología el trastorno esquizotípico. He hecho mención a causas biológicas, psicológicas y sociales. Sin embargo, ¿cuál es el mecanismo que está a la base de la problemática? ¿de qué manera se articulan todos estos factores para que el trastorno emerja?. No se sabe aun. Si no se han encontrado los elementos definitivos del trastorno, mucho menos se ha elaborado una teoría acerca de su relación. Sin embargo, aquí hay un intento por analizar el fenómeno. Probablemente esta no sea la explicación, pero intentaré realizarla a partir de los elementos ya mencionados en la etiología.

Como ya mencioné en la etiología, algunos autores encontraron un defecto neural genético a la base del trastorno esquizotípico (la Esquizotaxia), la cual ha sido producto de un desarrollo anómalo pre y postnatal del individuo (ya sea por vulnerabilidad genética, infecciones del útero, etc.). Para Donnoli (1998), este defecto consiste en una anormalidad en la neurotransmisión glutamatérgica y un descenso del tono inhibitorio gabaérgico, el cual es fundamental para la selección y filtrado de la información. Lógicamente, una anormalidad en ello, repercutirá en el funcionamiento cognitivo-perceptual del individuo.

De esta forma, el componente genético trae como consecuencia desórdenes en el ingreso y elaboración de la información, y desorganización conceptual. Así, la persona con trastorno esquizotípico vivirá experiencias perceptuales inusuales e ilusiones (lo que Belz-Merk llamaba «experiencias inusuales espontáneas»), también se inclinará por pensamientos vagos, circunstanciales, metafóricos y estereotipados. Estas distorsiones o dificultades de cognición llevarán a la persona a presentar las peculiaridades de la personalidad esquizotípica. (Siever, 1981, citado en Sue, 1994). Los individuos con personalidad esquizotípica reaccionarán de cierta manera a estas experiencias inusuales espontáneas. Probablemente llevarán a la persona a querer saber qué es lo que le está pasando, que sienta curiosidad por temas ocultos, etc. Por tanto, la persona con un trastorno esquizotípico podría llegar a tener lo que Belz-Merk llamaba «experiencias inusuales auto inducidas o inducidas externamente».

Por otro lado, ya algunos autores expresaban que el funcionamiento cognitivo-perceptual es un soporte fundamental para el desarrollo de la personalidad (Donnoli y otros, 1998). Por lo tanto, un defecto en este procesamiento del ingreso y la elaboración de la información traerá consecuencias negativas en la constitución de la personalidad. Las experiencias inusuales espontáneas de las personas con trastorno esquizotípico serán determinantes en el desarrollo del individuo, en cómo perciba y procese toda la información que el ambiente le proporcione. De esta forma, una persona que no procese de una manera adecuada los estímulos, podrá interpretar de manera errónea lo que otras personas dicen y hacen. Ya lo afirmaba Díaz-Marsá (1996),
«las personas con trastorno esquizotípico con frecuencia alteran las percepciones que tienen de las personas».

No sería de extrañar, entonces, que estos individuos tengan problemas en las relaciones con sus padres. Quizá por esto Díaz-Marsá (1996) señalaba que el trastorno esquizotípico no es producto de experiencias infantiles desagradables (como el mal cuido, mala alimentación, mal control de esfínteres), sino más bien es este trastorno el que repercute en las relaciones familiares anormales. Estas relaciones anómalas entre el sujeto con trastorno esquizotípico y las demás personas -debido a la mala interpretación que este hace de lo que los otros dicen y hacen- conlleve a que la persona actúe luego con suspicacia, tenga ideas paranoides y no posea relaciones íntimas con nadie. Por otro lado, si la persona está hasta cierto punto aislada, llevará a que este no asimile de forma adecuada las normas sociales, y por tanto muestre por un lado un comportamiento y apariencia extraña o excéntrica, y que por otro lado muestren un afecto inadecuado, frío y constreñido.

Todas estas experiencias en relaciones deficientes con el resto de personas, repercutirán a la larga en el mismo proceso de formación de la personalidad, reforzando las creencias erradas que la persona ya tenía. Así por ejemplo, si una persona con trastorno esquizotípico interpreta una sonrisa como una burla –debido al mal preso de información producto de anomalías cerebrales-, esta idea reforzará las creencias erradas que las personas son dañinas.

Resumiendo, el trastorno esquizotípico es producto de una anomalía en la neurotransmisión glutamatérgica y un descenso del tono inhibitorio gabaérgico. Como consecuencia, la persona elabora e interpreta de manera errada la información del exterior. De esta forma la persona experimenta vivencias perceptuales insólitas, elabora creencias extrañas, presenta pensamiento mágico, etc. experiencias que van conformando su personalidad. Al mismo tiempo esta persona interpreta de forma errada lo que otras personas hacen y dicen, repercutiendo de forma negativa en sus relaciones sociales Las anomalías en estas relaciones llevarán a que la persona se aísle, sea suspicaz, y muestre afecto inadecuado y frío. Al final, esto influenciará la constitución de la personalidad y nuevamente se repetirá el ciclo. Esto se resume en el siguiente esquema:

Patogénesis Del Trastorno Esquizotípico

(Para ver el gráfico faltante haga clic en el menú superior «Bajar Trabajo»)

4. Evaluacion

Todos hemos experimentado momentos en los que queremos estar solos, más de alguna vez creímos vivir alguna experiencia diferente. Pero eso es normal. ¿Qué característica debe tener el trastorno esquizotípico para llegar a ser un trastorno? Debe ser clínica o estadísticamente significativo. Para esto debe haber un instrumento que mida los síntomas del trastorno y otro de comparación (una distribución normal). Sin embargo no existe ninguna forma para evaluar y así diagnosticar la presencia del trastorno esquizotípico en las personas. No se cuenta con pruebas científicas, escalas, ni ningún tipo de instrumento que nos lleve a decir con exactitud que la persona posee tal trastorno. La única forma con la que se diagnostica el trastorno es a juicio del clínico, quien se guía por los manuales de enfermedades mentales (CIE-10 o DSM-IV) y establece si la persona posee dichos síntomas. En la misma línea, la página web de «mentalHealth» posee una forma online para diagnosticar al trastorno esquizotípico (http://www.mentalhealth.com/dx/fdx-pe03.html). El clínico descarga un programa interactivo; este programa le va haciendo preguntas encaminadas a detectar la presencia o ausencia de síntomas, a las que el clínico debe ir contestando. Así por ejemplo, el programa pregunta: «¿El paciente tiene una apariencia extraña?» a la que el clínico debe contestar «si» o «no». En realidad es el mismo proceso que se utiliza para diagnosticar el trastorno por medio del CIE-10 o el DSM-IV, sin embargo el programa online permite hacerlo de una forma más sistemática.

Existen algunos clínicos que se valen de la escala de esquizotipia del MMPI para establecer si la persona posee una personalidad vulnerable al trastorno, pero esto en sí no muestra un puntaje que confirme la presencia de la entidad nosológica. Simplemente puntúa un rasgo de personalidad. Algunas personas con un rasgo de esquizotipia alto, pueden llegar a desarrollar un trastorno esquizotípico, pero no todos.

De esta forma, hasta ahora no se cuenta con ningún instrumento que evalúe la presencia del trastorno, y la única forma para diagnosticarlo es siguiendo las pautas del CIE-10 o el DSM-IV. Sin embargo, varias áreas deberían ser exploradas:

Por ejemplo, debería evaluarse la neurotransmisión glutamatérgica y el tono inhibitorio gabaérgico. Esto podría hacerse a través de cualquier técnica que explore el funcionamiento cerebral, por ejemplo la tomografía axial computarizada.

Por otro lado, y como ya se dijo anteriormente, el trastorno esquizotípico se caracteriza por una anormalidad en las cognición y percepción. Por tanto, la evaluación debería ir encaminada a detectar dichos defectos, las formas en las que la persona elabora y procesa la información, si tiene alteraciones auditivas atencionales, si presenta desorganización conceptual –sin llegar a la incoherencia-, etc.

Sería útil evaluar qué cogniciones manifiesta la persona ante el contacto con otros, los mecanismos que están a la base de su distorsión, los esquemas cognitivos anómalos, etc. Esto sería útil puesto que a la hora de dar terapia al individuo, se sabría qué esquemas irracionales deberían cambiar.

5. Tratamiento

Debido a que no se conoce con exactitud la causa del aparecimiento del trastorno esquizotípico, existen vacíos al momento de tratarlo. ¿Cómo puede manejarse el trastorno si no se conoce qué es lo que lo ha originado?. Sin embargo se utilizan distintos tratamientos, sobre todo biológicos, para ayudar a los pacientes con dicha problemática, revisémoslos a continuación.

Farmacoterapia

Una publicación del Diario Canadiense de Psiquiatría (1998, citado en Pharmacotherapy News Network, 1998) muestra que hay evidencia que apunta a que la terapia farmacológica ha sido útil para tratar a los pacientes con trastorno esquizotípico. Según el artículo, a pesar que los pacientes no llegan a la absoluta normalidad, sí reducen los síntomas.

La medicación anti psicótica también es útil. A pesar que las personas con trastorno esquizotípico se diferencian de la esquizofrenia –entre otras cosas- porque no presentan síntomas psicóticos, a veces pueden ocurrir, especialmente en momentos de estrés (Long, 1990).

Tratamiento Psicosocial

No existen muchos tratamientos psicosociales sistemáticos para ayudar a las personas con trastorno esquizotípico. Lo único que se ha utilizado ha sido la terapia grupal y la individual encaminada a que la persona exprese sus temores y pensamientos. Sin embargo, como más adelante menciono, la terapia cognitiva podría ser útil para ayudar a estos pacientes.

Tratamiento Individual:

La psicoterapia a largo plazo ha sido útil en casos algunos casos seleccionados. Debido a que las personas con trastorno esquizotípico son personas que rehúyen el contacto social, el curso de la terapia implica el desarrollo gradual de la confianza. Si esta puede ser alcanzada, el paciente puede compartir fantasías de muchos años sobre amistades imaginarias y puede revelar las cogniciones que están a la base de sus anormales relaciones con las otras personas. (Long, 1990). En la terapia se anima a los pacientes que examinen la naturaleza poco realista de sus miedos y fantasías y a que formen lazos reales. La psicoterapia acertada producirá el cambio gradual.

La terapia cognitiva no ha sido empleada para tratar a estos pacientes, sin embargo –debido a que la distorsión de las cogniciones y percepciones son fundamentales en el trastorno- sería de utilidad para ayudarle al paciente a que distinga entre lo que es real y lo que es fantasía. Estas técnicas van encaminadas a guiar al paciente, mostrándole los esquemas cognitivos que están a la base de su problemática, las inferencias erradas que hace de la conducta de otros, y luego se plantea una alternativa a esta situación.

Terapia grupal

Según Long (1990), los pacientes con personalidad esquizotípica requieren un entorno de apoyo en grupo. Según el psiquiatra, estas personas se verían beneficiadas de la experiencia. Probablemente la persona esquizotípica pueda mostrar un silencio prolongado (a veces el silencio dura un año o mas), pero poco a poco se irá acomodando y relacionando con el grupo. Long dice que es importante que el grupo proteja al paciente esquizotípico de la crítica de otros miembros por su silencio. El grupo debe convertirse e una experiencia significativa para el paciente y proporcionar el medio para que la persona no solo sea tratada, sino que vaya ampliando su grupo social. En el grupo, los esquizotípicos pueden aprender a comunicar sus pensamientos y sensaciones directamente a otras personas, y se promueve de esta forma un modelo de comportamiento más normal.

En la literatura no se habla de terapia familiar, pero podría ser beneficiosa al paciente, especialmente en edades más tempranas, cuando aun se esta configurando la personalidad de éste. La familia debe ser motivada para que entienda que el comportamiento del paciente es una anormalidad y no parte de su «maldad» –como algunos suelen creer-. De esta forma la familia podrá apoyar y tener más tolerancia con el esquizotípico. Además de esto, sería útil que la terapia familiar fuera encaminada a desarrollar sistemas de comunicación más efectivos para no dar lugar a malas interpretaciones del esquizotípico.

6. Retos

Al hablar de los «retos» que deben enfrentar los psicólogos y psiquiatras al estudiar el trastorno esquizotípico, hablamos en el sentido estricto de la palabra. No se sabe prácticamente nada acerca del trastorno, y hasta ahora sólo se manejan hipótesis.

El primer reto que enfrenta la psicología y la psiquiatría es llegar a un consenso en la clasificación del trastorno. Dependiendo de la perspectiva desde la que se le vea, así será el curso de la investigación. Hay que establecer si es un trastorno de la personalidad o si pertenece al grupo de la esquizofrenia. Sin esto solventado, no habrá parámetros claros para elaborar los estudios pertinentes.

Luego de llegar a un consenso, el reto siguiente es establecer la etiología del trastorno. Esta es un desafío indispensable a resolver, puesto que sin conocer lo que lo causa, no se podrá brindar ayuda a los pacientes. Como ya se ha mencionado, hay personas que hablan de un factor biológico, otras hablan de un defecto cognitivo-perceptual de los esquizotípicos, otros se aventuran a establecer una causalidad ambiental. Pero no hay nada claro, ni consensuado.

Por un lado debe establecerse cual es la causa biológica del trastorno y sobre todo, determinar cual es la diferencia fundamental entre los defectos genéticos de los esquizofrénicos y de los esquizotípicos. ¿Qué es lo que hace que un paciente esquizotípico desarrolle esquizofrenia y por qué otros no la desarrollan? Sin esto claro, se tendrán dificultades para diferenciar ambos trastornos.

También debe esclarecerse cuál es el papel que el ambiente juega en el establecimiento y curso del trastorno. Hasta ahora no se sabe con certeza de qué forma una mala crianza, experiencias negativas y una mala vida pueden llegar a contribuir en el aparecimiento de la problemática.

Siempre dentro de la etiología del trastorno, otro reto importante es determinar por qué estas personas tienen defectos en el proceso de intercomunicación con otros. Hay que esclarecer si son debidos a su aislamiento, o a factores genéticos, o a una distorsión de la realidad, etc. Aunado a esto, hay que aclarar si el pensamiento mágico, las creencias en áreas ocultas, etc. son una simple creencia o si son causadas por alucinaciones y otro tipo de distorsiones perceptuales. En pocas palabras, debe llegarse a un consenso acerca la etiología del trastorno y explicar cómo esos elementos se relacionan para llegar a constituir la problemática, es decir, la patogénesis.

Otro de los retos importantes a los que hay que enfrentarse es a las deficiencias en la evaluación del trastorno. Hasta ahora no se cuenta con ningún método, ninguna prueba científica, ningún instrumento que mida los síntomas del trastorno. La evaluación conllevará a que se establezca de una forma certera el diagnóstico de la problemática, y se diferencie con seguridad aquellas personas que la poseen y aquellas que no. Hasta ahora el diagnóstico se ha establecido a partir del juicio clínico. El clínico utiliza los manuales del CIE-10 o DSM-IV, y a su propia discreción establece si la persona posee el síntoma o no. Es una forma demasiado subjetiva para hacer el diagnóstico, por lo que se puede caer en el error de confundir una esquizofrenia, un trastorno esquizoide, o cualquier otra entidad nosológica, con el trastorno esquizotípico. Esto repercutiría en la evolución y tratamiento del trastorno, afectando en última instancia al paciente.

Otro de los retos a los que hay que enfrentarse es al tratamiento. Obviamente si hasta ahora no se conocen las causas del trastorno, muy difícilmente habrán técnicas efectivas disponibles para tratarlo. Hasta el momento solo se poseen técnicas farmacológicas, terapia psicoanalítica y grupal. Las técnicas farmacológicas van encaminadas a eliminar algunos síntomas en presencia de delirios. Sin embargo, este tratamiento es poco utilizable, puesto que la mayoría de personas con trastorno esquizotípico no presentan delirios, a no ser en condiciones de mucho estrés y por poco tiempo. La farmacología no ha puesto a disposición fármacos para ayudar a la persona a recibir, interpretar y elaborar de mejor manera la información. Es comprensible puesto que aun no se sabe el componente biológico de la causa con exactitud. Por otro lado, se ha dejado de lado el uso de terapias conductuales y cognitivas para ayudar a los pacientes. La terapia cognitiva –como se mencionó anteriormente- podría ser de mucha utilidad, puesto que uno de los problemas principales de los esquizotípicos es la distorsión de la información, la suspicacia y algunos pensamientos paranoides.

Por otro lado, se ha obviado el tratamiento con las personas allegadas al paciente. Se sabe que las personas con personalidad esquizotípica reciben críticas, desaprobación y burla de parte de otros. Por tanto sería útil trabajar con estas personas, haciendo del medio un ambiente más favorable para el enfermo.

Por último es importante que se concientice a la sociedad en general, para que dejen de ver a las personas esquizotípicas como inmorales y malvadas. Las personas deberían saber que este es un trastorno como cualquier otra enfermedad (la esquizofrenia, el retraso mental, la demencia, etc.), y que por tanto necesita de tratamiento.

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Resumen del trabajo:
El presente trabajo es un intento de aproximación al estudio del Trastorno esquizotípico, definido este como «un trastorno caracterizado por una conducta excéntrica y anomalías en el pensamiento y del afecto, que se parecen a los que se ven en la esquizofrenia, aunque en ningún momento han ocurrido anomalías esquizofrénicas definidas y características» (CIE-10). En este documento encontrará las diversas posturas que intentan explicar su causa, una visión personal de como creo que se interrelacionan los diversos elementos para formar una patogénesis, cómo se evalúa el trastorno, qué tratamientos existen y qué retos a mi juicio existen a la hora de abordarlo.

Trabajo enviado y realizado por:
Karen Alas Salguero, 21 años

Kalas[arroba]sv.cciglobal.net
Estudiante de Psicología
Universidad Centroamericana UCA
El Salvador

Acerca de Dr.Puente

Medico Psiquiatra Psicoterapeuta, Certificado por el Consejo Mexicano de Psiquiatría, Miembro Fundador del Colegio de Psiquiatría y Psicofarmacología de Monterrey, Presidente de la Asociación Psiquiátrica del Noreste 2019-2020, Miembro activo de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, Investigador Principal Psiquiatra en el CENTRO DE ESTUDIOS CLINICOS Y ESPECIALIDADES MEDICAS en Monterrey Nuevo León, Practica Privada en el Hospital San Lucas de Monterrey Consultorio No. 322. Tel.- 88802586, 80648662 y 8182541004
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